INTELIGENCIA ARTIFICIAL: MUCHOS MÁS QUE UN ROBOT
Estamos en el tiempo de la Industria 4.0, de la cuarta revolución industrial, lo que quiere decir que todas las empresas sin importar su tamaño, y más temprano que tarde tendrán que subirse al carro de la Transformación Digital. En este escenario, la Inteligencia Artificial juega un rol importante puesto que la automatización de muchos procesos pasa por ella. La IA no es otra cosa que un robot haciendo el trabajo de una persona, y su evolución pasa porque llegue el momento en que nadie se dará cuenta que en realidad interactúa con un robot.
En lo que se refiere al uso más cotidiano de la IA, todos en nuestro día a día la utilizamos, tal vez sin saber que se trata de ella: al desbloquear el Smartphone a través del reconocimiento de la cara o de la huella; millones de personas en el mundo la usan para realizar búsquedas de calles, para conocer el estado del tráfico, para traducción en tiempo real a otros idiomas. La IA en pleno es cuando recibimos la publicidad de acuerdo con las preferencias que ya hemos mostrado en plataformas digitales; o cuando nos recomiendan libros, películas, espectáculos y artistas.
Se sabe que la inteligencia Artificial será un nuevo motor de la economía, ya que vamos a llegar a tener ciudades inteligentes en las que todo estará “sensorizado”, tendremos masivamente vehículos autónomos, tráfico monitoreado, robot mejorando la experiencia con los clientes, en fin… Está y estará cada vez con más frecuencia en el área de gestión de las empresas, así como en la de producción, en la manera como se realizan muchos trabajos y tareas. Y es que las “máquinas inteligentes” son capaces de hacer mucho más productiva e innovadora a cualquier compañía.
Hay estudios que proyectan que para el 2020, el 85% de las empresas en el mundo usarán la inteligencia artificial. Y se estima que para el 2025, la inversión mundial en Inteligencia Artificial será de US$37.000 millones. Todo ello se traduce y hará posible que las compañías reduzcan sus costos y que automaticen procesos, ya que a medida que avanzamos en el tiempo, la IA se vuelve más sofisticada y su uso bastante más popular de lo que se puede pensar. Hoy es bastante frecuente la interacción con estos robots, específicamente con los chatbots, quienes son los que responden las dudas de muchos clientes, a través de respuestas automáticas a preguntas simples. Estos robots mejoran la comunicación con el cliente, el servicio que se brinda y, además, acortan los tiempos de respuesta, entre otras cosas.
Ahora bien, ¿representa la IA una amenaza para el ser humano y su desarrollo laboral? Sí y no. Hablamos de máquinas que pueden aprender solas, que pueden ser más inteligentes que las personas. Según lo planteado, los beneficios de la IA son enormes, pero también existen peligros y hay que prepararse para ese escenario.La IA se puede usar en diversas áreas, como en la “Atención al cliente”, ítem fundamental ya que se sabe que al menos un 60% de los clientes pueden dejar de relacionarse con una empresa a raíz de una mala experiencia; en la “Tecnología de la Información y Seguridad”, se sabe que las empresas usan la IA para resolver problemas técnicos de los usuarios, que un 34% la utiliza para disminuir la carga de trabajo y también para automatizar algunos de sus procesos que tiene que ver con el área de producción. También se utiliza en el área de la “Administración de Empresas”: para agendar reuniones, programar viajes de negocios, y hasta apoyar la toma de algunas decisiones. En el área de “Finanzas y Contabilidad” de una empresa, según las predicciones de Accenture, el 80% de esas labores serán automatizadas en los próximos años; y también el Recursos Humanos.
Nos guste o no, estamos frente a lo que significa tal vez- la mayor revolución en la historia de la humanidad, y que implica que habrá muchos replanteamientos, sobre todo en el trabajo y que habrá que ser creativos y reinventarse. Sencillamente algunas labores, esas más rutinarias van a desaparecer. Si no somos capaces de prever algunos de esos acontecimientos, la IA puede ser un gran problema, puede generar desempleo y desigualdades económicas, lo que puede desembocar en concentración de riquezas y desequilibrio del poder. El gran desafío es cómo desarrollarla y capitalizarla para que pueda trabajar de la mano con nuestros intereses y situarla en un marco ético adecuado.
Por: Jaime Soto Muñoz, Secretario General de ACTI.