Historia de emprendedores: Sobrevivientes de su empresa familiar en tiempos de pandemia
Hace 12 años Francisco Lama decidió hacer su negocio familiar Gastronómico en Concepción, llamado “Quijote”, luego conoció a su actual esposa Camila Bianchi, quien poco a poco se convirtió en su mano derecha, justo cuando abrieron el segundo local, en Santiago Centro. Todo iba bien hasta que llegó el estallido social, y luego el 18 de marzo fue la bomba de la Pandemia, que desató la crisis que tuvieron que vivir durante 7 meses, cuentan que ha sido el tiempo más difícil que han vivido en su vida. A pesar de todo, sobrevivieron, con créditos, y optimismo, hace 2 semanas abrieron en la calle Nueva York (Santiago), donde esperan que la crisis genere una oportunidad para todos.
¿Qué desafíos han tenido que enfrentar con la pandemia?
Francisco: Son varios desafíos en diferentes áreas, pero por ejemplo en lo económico hemos tenido que asumir pérdidas catastróficas que suman alrededor de 300 millones entre Santiago y Concepción. También hemos tenido que saber reinventarse ante este nuevo escenario como lo es tener menos mesas y darle más importancia al delivery e ir aprendiendo cosas sobre la marcha.
Camila: Ha sido un proceso de pena, frustración, porque no es que nosotros hayamos hecho las cosas mal, sino que son factores externos e inesperados que han golpeado de manera brutal al rubro de la gastronomía, lo que claramente también pasa a repercutir el área personal además del profesional, porque este restaurant es un proyecto de vida.
¿Cómo han logrado mantener sus clientes antes la crisis?
Francisco: En Concepción aún estamos cerrados e intentamos por un tiempo funcionar con Delivery pero no resultó tanto porque el volumen de venta era muy inferior a lo que se necesitaba para funcionar medianamente bien, así que aún no podemos hablar mucho acerca de si se mantendrán o no, a pesar que siempre nos están pidiendo que volvamos.
Acá en Santiago llevamos una semana abiertos y hemos hecho un trabajo de difusión tremendo a través del mailing y las redes sociales, incluso llamando a los clientes más cercanos y antiguos contándoles que volvimos. Esto ha funcionado, nos han venido a ver, nos dicen que nos echaron demasiado de menos, que tenemos la misma calidad de antes y eso es súper reconfortante; nos da y fuerza para seguir luchando.
¿Cómo enfrentaron la crisis desde la salud emocional-mental?
Camila: Afecta todo lo que te rodea, tanto la parte personal como el matrimonio, la parte profesional, la estabilidad económica, ha sido duro para todo el país y también para las Pymes porque son los sueños y sacrificios los que están ahí es el trabajo diario. Imagínate, nosotros llevamos 10 años trabajando juntos y todo lo que hemos hecho ha sido para lograr posicionar a Quijote como un restaurante de categoría y así fue como llegamos a Santiago. Entonces, nos esforzamos mucho en Concepción y Santiago, logramos posicionarnos frente a la tremenda competencia que hay en la capital y que un factor externo de cierta manera te quite eso, claramente afecta en todos los planos, porque uno tiene una espalda, pero la espalda no es infinita y claro que surgen miedos, frustraciones y es difícil enfrentarlo. Sumado a todo esto, nosotros nos convertimos en papás hace poco y la idea es no transmitirle todo esto a nuestra hija, pero es inevitable que nos duela este remezón que en algún momento nos tuvo en el piso, pero también soy optimista y es lo que le recalco a Francisco que todo sirve, de a poco vamos a volver a repuntar y que hay que seguir trabajando para poder salir adelante e intentar ver el sol y no irnos a negro.
¿Qué medidas les exigen y exigen a las personas que van al restaurante?
Francisco: Nos exigen bastantes medidas, desde el aforo limitado al poder atender solamente en terraza, tener un protocolo riguroso de entrada y salida para cada trabajador, hasta la sanitización constante de todos los espacios y elementos del restaurant, para todo esto además debemos llevar un registro diario. En ese sentido hemos sido súper mateos y exigentes tanto con nosotros mismos como con el personal y los clientes. Sabemos que es la única manera de cuidarnos y también de poder seguir atendiendo. En cuanto a los clientes, les tomamos la temperatura, deben aplicarse alcohol gel, sacarse la mascarilla solamente mientras están en la mesa y llenar el registro COVID presente en nuestra carta QR para así tener la trazabilidad en caso de ser necesario. Si bien en un comienzo fue un poco engorroso, con el pasar de los días se ha ido convirtiendo en una rutina y la verdad es que tanto comensales como trabajadores lo han tomado bien y se han portado espectacular.
¿Qué les ha enseñado esta crisis?
Camila: Nos ha enseñado valorar lo que tenemos, a darnos cuenta que las cosas pueden cambiar de un minuto a otro, que nada está asegurado y a valorar lo que es importante. Ha sido una oportunidad para parar un poco, veníamos trabajando muy obstinados por lograr algo y de pronto la vida nos puso esta pausa para reflexionar qué es importante, aprovechar el momento porque no sabemos si habrá un nuevo día. Hay que disfrutar la familia, los hijos porque tal vez mañana no vas a estar. Por ejemplo, yo no veo a mis papás desde febrero y me duele en el alma, porque se han perdido la crianza de mi hija entera, verla crecer y aunque la tecnología ayuda no reemplaza el contacto físico.
Por eso hay que agradecer lo que tenemos y conformaros felices con los regalos que nos ha dado Dios y la vida sin pensar en lo que no tenemos porque eso a veces no nos deja disfrutar de la felicidad que la vida nos da.
¿Cuál es el Mensaje para todos los que están regresando a las pistas con sus PYMES?
Francisco: Se viene difícil, este reinicio para el rubro gastronómico es duro. El panorama no es el mejor, pero hay que trabajar duro, tener paciencia, luchar por sacar el negocio adelante por nuestros trabajadores y clientes, por nuestras familias, como sea hay que lograrlo y que de a poco estos lugares vuelvan a ser donde la gente iba a relajarse a pasarlo bien a celebrar sus momentos importantes, porque si bien el Delivery es una opción, no es lo mismo porque la comida no llega con el mismo montaje, no te sientas en una mesa especial, no te atienden, no te regalonean, No vives la experiencia completa, te pierdes de ese ingrediente especial. Esa magia que ocurre en los restaurantes no se puede perder y hay que luchar por eso como rubro. Así que a poner todo el aguante, el cariño, el coraje y trabajo duro.