Inversión en innovación en Chile

Inversión en innovación en Chile
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El último lugar de Chile en inversión I+D en la OCDE y la venta de Cornershop han vuelto a dar relevancia a lo limitado de nuestros esfuerzos en innovación y la necesidad de diversificarnos. Sin embargo, hay temas que van más allá y no se resuelven con diversificación o más apoyo estatal: los privados financian menos del 36% de la innovación nacional, muy por debajo del promedio OCDE (48,8%) y del esfuerzo de sus 10 países líderes (65,1%). La inversión en I+D por investigador que tuvo su apogeo el 2013 bajó a los niveles del 2007. Quienes están regresando de sus posgrados han sentido este golpe y, de no mediar cambios, es esperable que empeore dado el aumento de compatriotas especializándose y a los esfuerzos para aumentar la participación femenina en I+D que, pese a ser baja, ha aumentado en un 20% desde el 2007. En esta columna discutimos cómo enfrentarnos a estos escenarios.

Los datos de la última década dejan entrever temas que debieran ocuparnos.

Primero, los valores per cápita o como porcentaje del PIB son engañosos, porque el costo de hacer I+D se paga en términos absolutos. Chile, como todo país pequeño, debe hacer un esfuerzo doble para obtener resultados que sean competitivos. En este sentido, la inversión chilena en I+D ha aumentado -en términos reales- en casi un 76% en la última década. Esto no es poco.

Sin embargo, el esfuerzo actual de Chile en I+D representa sólo un 4,22% de la inversión “promedio” entre países OCDE (8,6% si excluimos a EEUU y Japón, que representan un 53,7% del total) y sólo un 0,12% de la inversión “total” de la OCDE (o 1,4% excluyendo EEUU y Japón).

Nueva Zelanda, por ejemplo, con una población de 4.6 millones de personas y un PIB per cápita de poco más de US$ 39,000 (en valores del 2016) invierte en I+D un 44% más que Chile.

Segundo, la participación del sector privado en I+D está muy por debajo de la mayoría de países OCDE (ver gráfico). Si bien ha subido los últimos años, hoy es un 7,8% inferior a 2007 (y un 18% menor al valor más alto reportado en 2008). Sumado a tener la menor inversión en I+D como porcentaje del PIB en la OCDE, el escaso rol del sector privado en I+D preocupa porque, más allá de los recursos, habla de qué tanto o tan poco nuestras empresas están sembrando para el futuro.

Algunos dicen que la incertidumbre no permite invertir en innovación, por lo que hacen falta incentivos. La innovación es una actividad que sucede en riesgo, ambigüedad e incertidumbre, justificar no invertir “porque es incierto” es como justificar no correr una maratón porque es larga. ¿A cuántos les habría gustado invertir en Cornershop?

Ahora, para correr una maratón no es cosa de llegar y hacerlo, hay que entrenarse para hacerlo bien…y muchos entrenadores dicen que “muchos quieren correr una maratón, pero sólo unos pocos están dispuestos a dar lo necesario para lograrlo”.

Con innovación es parecido. Todos quieren innovar, pero pocas empresas están dispuestas a hacer lo necesario para lograrlo. Es mucho más fácil seguir haciendo lo mismo, y abrirse a adquirir ideas desde afuera (lo que explica el boom de la innovación abierta en América Latina en general, y Chile en particular).

Sin embargo, de acuerdo al último Informe Mundial de Competitividad del Foro Económico Mundial, Chile ocupa el lugar 76 en “Capacidad para Innovar” y el 99 en “Inversión de Empresas en I+D”.

Tercero, el número de chilenos trabajando en I+D ha aumentado en un 62% en la última década. Particularmente, la participación femenina en porcentaje de la fuerza de trabajo en I+D subió en un 20% y, actualmente, 1 de cada 3 profesionales en I+D es mujer y se espera que siga aumentando.

En resumen, la fuerza de trabajo en I+D ha crecido a tasas similares a la inversión total, pero con una disminución en la participación privada en los esfuerzos de I+D en momentos en que, paradójicamente, todas las empresas hablan de innovación y es frecuente ver anuncios, noticias y fotos de eventos en todas partes. Uno esperaría ver, frente a la abundancia de eventos y declaraciones, cifras y resultados que los avalaran.

Si nos diversificamos, pero seguimos funcionando igual, estaremos en problemas serios. Si pedimos más ayuda al estado, porque la innovación es incierta, y no invertimos en capacidades estaremos alimentando un sistema para que siga respirando, pero no para seguir creciendo.

Los esfuerzos más grandes y comprometidos en emprendimiento e innovación, así cómo los mejores resultados, se han visto entre aquellos que tienen menos recursos, apuestan más allá de lo que parece prudente, que tienen que salir de Chile para buscar recursos y mayores mercados. Esto es bueno y no es de extrañar, pero es preocupante cuando miramos más allá de los emprendedores.

Fuente El Mercurio.

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