La mirada femenina de la economía

La mirada femenina de la economía
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Todas las reivindicaciones femeninas asociadas al #8M, Día de la Mujer, son fundamentales para llevar adelante las prácticas de equidad de género en los distintos espacios de la vida, y son necesarias para avanzar en ese anhelo global de equilibrar la cancha. Porque al igual que otros grupos que han sido discriminados, se hace preciso transitar el camino de la igualdad en las relaciones buscando una verdadera armonía en la sociedad.

Hay organizaciones -como Banca Ética- donde ha sido posible configurar espacios más equilibrados, lugar donde el 50% de los colaboradores son mujeres, el 71% de los cargos de liderazgo están ocupados por ellas y el 48% de los inversionistas activos, también son mujeres.   

Sin embargo, hay algo más profundo que traspasa cualquier acción legislativa o normativa que se pueda implementar desde los gobiernos, las empresas y las organizaciones; es algo que atañe más a un cambio de mirada individual. En ese sentido, urge volver a reconectar con ciertos valores humanos que hemos ido postergando y restándole relevancia, lo que ha venido dando origen a una sociedad individualista, competitiva y desconectada. 

Por ello, el desafío actual va en poner en valor esa esencia humana que nos lleva a cuidar del otro, a la entrega desinteresada, a asumir una posición de escucha, a tener una acogida cariñosa, procurando la visibilización de las emociones, valorizando lo orgánico versus lo mecánico. 

Esta mirada históricamente se atañe al rol de la mujer, pero hay que salir de los estereotipos y todos aportar una perspectiva centrada en el cuidado de las personas y el planeta. Apostando por una nueva economía, una que entiende la interdependencia de los seres humanos, entre ellos y en su vínculo con la tierra.

Esta es la economía fraterna que se propone desde organizaciones como la Banca Ética; impulsada por inversionistas conscientes que buscan contribuir a un mundo más sostenible, con proyectos de impacto que aportan al desarrollo social siguiendo un propósito. Poniendo la rentabilidad no como objetivo, sino como resultado.

La inclusión de lo “femenino” en los diferentes ámbitos -aludiendo una persona delicada, que trata de conducirse con afecto y respeto, más allá de un carácter exclusivo de la mujer- nos devuelve la esperanza de alcanzar un futuro más armónico y sostenible.

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