La Transformación Digital es un proceso de adaptación del cual no hay escapatoria
“Lejos de ser una moda, la Transformación Digital es un proceso que está madurando a pasos agigantados. ¿Qué están haciendo (o qué deben hacer) las empresas para adaptarse a estos vertiginosos cambios sin morir en el intento?”, Omar Palma Llantén CEO mySolutions Chile.
Partamos por el principio: el origen de la Transformación Digital. Aunque parezca increíble, este proceso transformador y de profundos cambios tecnológicos que estamos viviendo, se inicia a mediados del siglo pasado. La llamada “Revolución Digital” se origina en los años 50 y consistió en la migración desde las tecnologías análoga, mecánica y electrónica hacia una digital.
Hoy estamos inmersos en un proceso que llamamos “Transformación Digital” y es mucho más amplio que el anterior, pues conlleva asociado un cambio profundo en la forma de hacer las cosas, empleando la tecnología como un commodity, es decir, los procesos deben ser reorganizados y adaptados en base a la tecnología existente. Esta transición se basa en un cambio cultural, estratégico y operativo, donde las personas son la clave en el éxito de los objetivos de las organizaciones a las que pertenecen.
Gracias al desarrollo tecnológico y a las nuevas habilidades que estos tiempos conllevan, hemos aprendido a valernos de dicha tecnología para sacar el máximo provecho a los enormes volúmenes de datos disponibles y para tomar mejores decisiones. En ello se basa el modelo “Dato – Proceso – Información”, más conocido como la “Pirámide del Conocimiento” o “Jerarquía del Conocimiento”, de la cual hablaremos en otra ocasión.
A fines de los años 90 del pasado siglo, el científico griego Michael Dertouzos afirmó que “cometimos un gran error hace 300 años al separar la tecnología del humanismo. Es hora de volver a unirlos”. Pues bien, hoy sus palabras suenan proféticas, ya que el ser humano parece integrado de tal forma a la tecnología que ha creado que, al menos en el mundo occidental, parece imposible imaginar nuestro día a día sin el uso de celulares inteligentes, con GPS, cámaras fotográficas, correo y sistema de comunicación instantánea integrados.
Y para qué hablar de Internet como fuente de información en tiempo real, con traductores, reconocedores de imágenes, redes sociales, entre otros cientos de maravillosas aplicaciones que nos hacen la vida más fácil. O al menos eso pensamos.
La Transformación Digital en la empresa
Y así como este nuevo “Homo Digitalis” deambula por el mundo haciendo uso de la tecnología para satisfacer su insaciable sed de conocer y saber, o de consumir, o de figurar a través de sus perfiles en redes sociales o de resolver de manera inmediata cada una de sus necesidades, así también las empresas deben adaptarse a este ser integrado a la tecnología.
Esta realidad tiene dos frentes. Por un lado, la compañía debe lidiar con un nuevo tipo de cliente: uno que quiere todo lo antes posible, la respuesta inmediata, el producto en la puerta de la casa en menos de media hora, el mail de confirmación, el ticket o la película descargada rápidamente. Y por el otro, debe lidiar también con el colaborador que tiene esos mismos comportamientos, pero que está “de este lado de la línea”. Empleados automotivados, ágiles, cooperativos y comunicativos que deben producir con la misma inmediatez con la que los clientes lo exigen.
La transformación digital requiere de las empresas un proceso de adaptación del cual no hay escapatoria. El momento es ahora, pues aquellas que no se suban al carro, perderán poder y desaparecerán en un plazo nada holgado. Para ajustarse, se deben comprometer con los conceptos pilares del nuevo mundo digital: la agilidad de los procesos y los equipos de trabajo, aprovechar el ahorro de costos en infraestructura a través del uso de servicios en la nube, contar con un área o un servicio de analítica que optimice los procesos de negocio y, sobre todo, crear y cultivar una cultura colaborativa empresarial, que valore la comunicación, la auto-gestión, el aprendizaje continuo, entre otros.
Industrias complejas como la Banca y el Retail, ya están dando los pasos necesarios para este proceso transformador. Se estima que en nuestro país tres de cada cuatro empresas están inmersas en un proceso de transformación digital. Sin embargo, la pregunta importante es ¿cuántas de esas empresas están haciendo dicha transformación de manera correcta o al menos de forma adecuada?
Algunas personas creen que la transformación digital consiste en “eliminar el papel” de los procesos operacionales; sin embargo, esto puede ser apenas la punta del iceberg. Como ya mencioné, no es la tecnología la estrella en este asunto, sino cómo los usuarios (incluyendo a los clientes) logramos sacarle el máximo provecho a dicha tecnología, para llevar el “qué hacemos” al siguiente nivel.