Renegociación y carga financiera de la familia chilena
Qué duda cabe que hoy el endeudamiento es una preocupación central para muchas familias. Pero esa preocupación se está transformando derechamente en angustia y desesperación cuando, por distintos motivos, ese endeudamiento se convierte en morosidad, principalmente impulsada por la crisis económica producto de la pandemia del COVID-19.
Hasta antes de octubre de 2014, esas familias tenían escasas, por no decir nulas herramientas para superar ese problema. Sin embargo, ese mes entró en vigencia la Ley 20.720 y en casi ya 6 años de vigencia, y a luz de las estadísticas de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, la normativa ha demostrado ser una real alternativa para la ciudanía sobreendeudada.
Entre todos los datos que nos permite evaluar positivamente el funcionamiento de la Ley, resalta uno que deriva de la Renegociación. En 5 años y medio, 6.206 deudores han solicitado este procedimiento gratuito y administrativo, y el antecedente relevante es cómo la Superir les ha alivianado la pesada mochila de deudas con la que llegan al procedimiento.
En promedio, una persona inicia el proceso con una carga financiera muy cercana al 100%; esto, en la práctica, significa que casi todos sus ingresos mensuales se destinan al pago de deudas, ya sea cuotas de créditos, dividendos hipotecarios, tarjetas u otras. Muchas veces los compromisos de pago mensuales incluso superan las rentas promedio mensuales acreditadas en el procedimiento.
Esta situación es más notoria entre los trabajadores con rentas bajas e independientes, donde en muchos casos quienes llegan a renegociar a esta Superintendencia, junto con una aparente subvaloración de sus acreencias, suman también las consecuencias de ingresos variables.
El punto importante es que cualquiera sea la situación laboral, etaria, estado civil u otra, al entrar en la Renegociación y alcanzar un acuerdo satisfactorio con los acreedores (la tasa de audiencias favorables para el deudor es de un 92%), en dos meses y medio logramos que las personas bajen en promedio su carga financiera cercana al 100% a un 40%, lo que significa generar un margen de 60% para poder vivir. Eso sí, esta carga financiera final dependerá mayormente de variables como estado civil y edad. Con todo, la carga financiera de salida es muy menor a la de entrada y en torno al 40% (mediana), siempre considerando las reales posibilidades de pago de deudores.
Lo anterior refleja el importante rol social de la Ley 20.720 y de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento ya que, gracias a procedimientos como la Renegociación, las familias tienen una alternativa efectiva por parte del Estado para salir del laberinto del endeudamiento.
Para más información, la invitación es a visitar el sitio web www.superir.gob.cl, donde podrán conocer más de la oficina regional de la Superir.
Por Hugo Sánchez Ramírez, Superintendente de Insolvencia y Reemprendimiento.