Clientes libres: la revolución energética que viene
Por Mauricio Jiliberto, Director Ejecutivo de Safira Energía
Uno de los grandes desafíos que Chile tiene como nación, es cumplir con la meta autoimpuesta de migrar hacia una matriz 100% renovable al 2050, promesa que va en línea con los tiempos actuales en los que el mundo entero mira con preocupación los efectos cada vez más latentes de un cambio climático que ha sido protagonista en gran parte de los foros de conversación mundiales.
La contingencia también ha hecho lo suyo. La guerra entre Rusia y Ucrania ha develado la dependencia energética en países considerados potencias, así como también la pandemia del Covid 19, que también implicó un terremoto en las formas en las que nos relacionamos con el medioambiente.
En Chile se han abierto nuevas formas de generación de energía que van en línea directa con lo que se busca a nivel mundial: migrar hacia la utilización de energías más limpias. En esto, el mercado de clientes libres entra en un espacio idóneo, al ser un modelo de suministro donde las empresas pueden elegir quién les suministrará la energía eléctrica. Teniendo la opción de escoger qué tipo de energía quieren (eólica o solar, entre otras).
Eso sí, debido a la cantidad de kW consumidos, estos clientes suelen ser empresas medianas que buscan optimizar su consumo. Actualmente, para acceder a este modelo hay que tener una potencia conectada por sobre los 500 Kilowatts. En el país hay 2.500 clientes bajo esta modalidad y, actualmente, en la comisión de energía de la Cámara de Diputados, se está discutiendo la posibilidad de reducir los mínimos para acceder a este sistema.
El planteamiento es bajar hasta 400 kW en principio, y gradualmente llegar a 300 kW. Con estas medidas, más de 200 mil usuarios podrían migrar al mercado de clientes libres, pudiendo ellos escoger a proveedores que trabajen con fuentes de energía renovables, lo que les permitiría certificarse como empresas sustentables y amigables con el medio ambiente.
En este sentido, Chile cuenta con un gran potencial para la generación de este tipo de energía, dada su geografía y la diversidad climática presente en toda la extensión de nuestro territorio.
Asimismo, desde el punto de vista económico, el mercado de energía libre entrega mayor poder de negociación, ya que los clientes libres pueden negociar sobre términos de precio, duración de contrato, reajustes, consumos mínimos y máximos, entre otros. Muy por el contrario de lo que ocurre con los llamados «clientes regulados».
En esa línea, hace poco se publicó la ley que crea el Fondo de Estabilización de Tarifas, el cual establece un nuevo mecanismo de estabilización transitorio de precios de la electricidad para clientes sometidos a regulación de precios. Esta medida busca una estabilidad en las tarifas eléctricas, mediante el cobro de un nuevo cargo por servicio público a los clientes finales (tanto libres como regulados), el cual se realizará para quienes sobrepasen los 350 kW.
Las oportunidades son muchas y, si todo sigue su curso, lo más probable es que esta revolución energética ocurra en el corto plazo, lo que sería un aporte tanto para consumidores, proveedores y, también, para los desafíos a nivel país en materia energética.
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