La urgencia de recuperar nuestro sector forestal
Juan José Ugarte, Presidente CORMA
Hace algunos días la declaración pública de la OMS, asegurando que: «si nuestro planeta fura un paciente, estaría ingresado en cuidados intensivos», generó gran impacto a nivel mundial. Ante ese diagnóstico es válido preguntarnos: qué estamos haciendo desde Chile para revertir esta situación… lamentablemente, la respuesta es que muy poco.
Cuando el elemento común en todas las estrategias contra el cambio climático de la comunidad internacional, es aumentar la superficie de bosques de manera sostenida, nuestro país pierde al año 35 mil hectáreas de cobertura vegetal. Comparativamente, la ausencia de Chile en la agenda de bosque de la COP28 y la falta de una política de fomento para el sector forestal y maderero, resulta inexplicable.
Chile alberga 114 mil propietarios de bosques, divididos entre 24.000 dueños de plantaciones y 90.000 de bosque nativo. El valor socioeconómico derivado de las plantaciones es innegable y su potencial de desarrollo para las regiones del sur de Chile es enorme.
A todo lo anterior se suma su aporte al medioambiente, protegiendo y recuperando el suelo erosionado, atendiendo la demanda de madera para calefacción, construcción, celulosa y energía, reduciendo la presión de cosecha sobre los bosques nativos y, como cualquier bosque, extrayendo el CO2 de la atmósfera.
A pesar de esta evidencia nuestro país está dando la espalda a este recurso. La dramática disminución de la superficie de plantaciones forestales en la última década señala un fracaso en la agenda climática del país y esto no es solo el incumplimiento de un compromiso político, se traducirá en pobreza y abandono de comunas rurales, donde al centro de la actividad económica está el sector forestal, que protege el agua en territorios que ya son afectados por la sequía y reduce la pérdida de biodiversidad, en lugares en que las plantaciones tienen un rol insustituible.
El mundo Pyme, fuertemente afectado por la falta de incentivos y suministro de materia prima, clama por medidas que impulsen su recuperación. Esto se torna esencial no solo para la economía sino también para revertir la pérdida del 23% de la materia prima en las últimas décadas, afectando las exportaciones nacionales. Sin una nueva Ley de Fomento Forestal que se haga cargo de esta situación, será imposible asegurar el abastecimiento de madera para el mediano y largo plazo.
Así, el desafío forestal debe ser asumido como una tarea de Estado. Chile necesita una estrategia sostenible, no sólo para su presente sino también para las generaciones futuras. La voz de nuestro país debería resonar en la agenda de bosques y madera, con un llamado a la acción, un compromiso firme con la preservación de sus recursos naturales y el bienestar de su gente.