Mejor manera de implementar jornada laboral de 40 horas
Después de años de tramitación, finalmente fue aprobada la Ley de 40 horas. Esta reduce la jornada laboral, con el fin de otorgar una mejor calidad de vida a los trabajadores del país.
Hace algunos días fue promulgada la Ley que reduce la jornada laboral de las y los trabajadores regulados por el Código del Trabajo. Con su promulgación, el horario laboral pasaría de 45 a 40 horas semanales, tras la reactivación impulsada por el Gobierno del proyecto presentado en 2017.
Esto presenta variados desafíos para las empresas, siendo el primero de ellos, la manera más idónea de implementar esta nueva normativa, ya que se hará de manera gradual, en un plazo máximo de 5 años.
Ya son más de 500 las empresas que han implementado la reducción de la jornada laboral y cuentan con la certificación de las 40 Horas. Cada una puede hacerlo de diferentes maneras. Por ejemplo, puede ser restando una hora de trabajo al día o, por otro lado, dejando libre un viernes cada 2 semanas, entre otras modalidades.
«El reducir las horas que se trabajan semanalmente es un fenómeno global, que se da por una mezcla de factores. Por un lado, por las diferentes agendas de los gobiernos. Por otro, muchos procesos que tomaban tiempo en su realización, hoy han sido reemplazados o apoyados por la tecnología, ahorrando horas de trabajo», señala Mónica Flores, Presidenta de ManpowerGroup para Latinoamérica.
«Es necesario ser cuidadosos con estas medidas. Tenemos que apoyar al empleador, en el sentido de reducir la jornada laboral al mismo tiempo que se mantiene o mejora la productividad y la competitividad. Es importante un tiempo de adaptación, que permita seguir generando valor», añade la ejecutiva.
Lo más importante, según Mónica Flores, es que la decisión que se adopte provenga de una conversación entre las partes, de manera que no se trate de una medida impuesta.
Lo que también debiera primar, en cada una de estas modalidades, es no perder el norte de esta Ley, que es mejorar la calidad de vida de las personas, al mismo tiempo que se mantiene o, incluso, mejora la productividad en los lugares de trabajo. Es necesario que haya una convivencia entre el beneficio y la productividad, teniendo en cuenta que el rol principal de las empresas es generar valor, pero también bienestar para las personas.